Como grande defensora que soy de los productos italianos, por una parte, y leudados, por otra, en mi casa, obviamente, no podía faltar la pizza. Teniendo en cuenta, claro está, que una receta de pizza, de una pizza buona buona, es muy difícil de conseguir en casa, conseguir un producto final que se acerque a la inimitable pizza napolitana digamos que no es un sueño.
Aunque pueda parecer un gran tópico, a los italianos se les ve como grandes consumidores de pasta y pizza y os puedo asegurar que así es. No he conocido a ningún extranjero que tras haber vivido aquí varios meses no se haya quedado pasmado con la cantidad de estos dos alimentos que se llega a consumir en este país. Y es que es parte de la vida. Y como tal, los italianos son muy “criticones” a la hora de ir a la pizzería: que si el cornicione (el borde) es muy duro, que si le ponen demasiado aceite, que si la masa no estaba bien cocida en el centro, que si la mozzarella no era de buena calidad… encontrar el sitio donde la hagan perfecta, al gusto de cada cual, es ¡ardua tarea!
Una de las principales diferencias a la hora de elegir nuestra pizza favorita es el tipo: romana o napolitana. La primera es una pizza fina y crocante, que se estira con el rodillo y se cuece a temperaturas más bajas y durante más tiempo; la segunda, en mi opinión la más suculenta, es la que os presento hoy. Se trata de una pizza con el borde alto y suave, que se estira a mano y que se cuece en horno de leña a una temperatura altísima durante poquísimos minutos (la margherita de hecho no supera el minuto/minuto y medio). Por último, cuando hablamos de vera pizza napolitanaestamos hablando de marinara (tomate, aceite, orégano y ajo) o de la reina de las pizzas: la margherita (tomate, mozzarella, aceite y albahaca fresca). ¿Vosotros cuál preferís?
Receta de pizza margherita napolitana
Ingredientes para 4 personas:
- 450 g de harina de fuerza
- 250 ml de agua
- 2,5 g de levadura prensada fresca (1/12 del bloque de levadura)
- 12 g de sal (1 cucharadita y media colmada aprox.)
- Aceite de oliva
- 400 g de tomate triturado
- 250 g de mozzarella
- Hojas de albahaca fresca
- Sal y orégano
Elaboración:
- Empezamos preparando la masa. Para ello, ponemos la harina en un bol grande. Dividimos el agua en dos recipientes: en uno de ellos disolvemos la sal; en el otro la levadura prensada (que se encuentra fácilmente en la sección de refrigerados de casi todos los supermercados o en panaderías). Añadimos el agua con la levadura a la harina y removemos un poco. A continuación, añadimos el agua con la sal y mezclamos. Empezamos mezclando con las manos hasta obtener una bola. La pasamos a la mesa y la amasamos hasta que los ingredientes queden bien incorporados. Es posible que queden algunos grumos pero no importa.
- Pincelamos todo el interior de nuestro bol con un poco de aceite. Tomamos la masa entre las manos y formamos una bola recogiendo los bordes hacia el centro, como si fuera un atillo. Ponemos la bola en el bol, la cubrimos con film transparente y la dejamos reposar unas 10-12 horas (durante toda la noche).
- Al día siguiente la masa habrá crecido mucho, casi el triple. Con la ayuda de una rasqueta la pasamos sobre una mesa enharinada.
- Tratando de no tocarla mucho, la cortamos en 4 partes y la dividimos en 4 recipientes pincelados con aceite de oliva. Dejamos reposar hasta el momento en el que vayamos a preparar nuestras pizzas o, al menos, durante otra hora más.
- Mientras tanto preparamos los ingredientes de la pizza. Empezamos preparando el tomate, lo condimentamos con un par de cucharadas de aceite de oliva, sal y orégano. Cortamos la mozzarella en rodajas.
- Una vez pasado el tiempo de reposo, empezamos a preparar las pizzas. Tomamos la primera bola de masa y la volcamos (es mejor no manipularla demasiado) sobre una mesa enharinada. Empezamos a extenderla, de un extremo al otro, aplanándola con los dedos. Colocamos las manos encima y empezamos a girarla sobre sí misma abriendo la masa como si fuera un abanico, con cuidado de no romperla.
- La vamos girando sobre sí misma hasta que alcance unos 20-25 cm de diámetro. De vez en cuando podemos levantarla para enharinar un poco la mesa, así girará mejor.
- Encendemos el horno a 250º y ponemos a calentar dentro la bandeja o molde que vayamos a utilizar o, si disponemos de ella, una piedra para pizzas. Condimentamos la pizza con un par de cucharadas de salsa de tomate y, con movimientos rotatorios, la extendemos por toda la superficie. Enharinamos muy bien una pala para pizza y delicadamente la ponemos encima. Añadimos un chorreoncito de aceite de oliva por los bordes.
- Abrimos el horno y metemos la pizza sobre la piedra. Lo ideal es tener una piedra o bandeja que se caliente en el horno antes de meter la pizza. Si no disponemos de la pala para introducir la pizza, podemos utilizar una bandeja plana, bien enharinada, para deslizar la pizza dentro del horno. Si disponemos tan solo de una bandeja podemos preparar las pizzas en ella y meterla en el horno cuando esté caliente.
- Dejamos cocer durante 7-8 minutos. Pasado este tiempo podemos sacarla y añadir el resto de los ingredientes que tardarán menos tiempo en cocer. Disponemos por la superficie las rodajas de mozzarella y algunas hojas de albahaca. La volvemos a meter en el horno y terminamos la cocción. Necesitará otros 10 minutos.
- La temperatura y los tiempos de cocción pueden variar dependiendo de nuestro horno. Lo mejor es controlar el punto de cocción de vez en cuando bajando/aumentando la temperatura, o el tiempo, según veamos la evolución de la pizza.
Para más comodidad, en casa, podemos preparar una pizza grande en vez de dividir la masa en cuatro partes. Además, es posible preparar la masa de la pizza con mucha antelación, incluso un par de días. En este caso, prepararemos la masa como hemos explicado y la dejaremos reposar (durante al menos 48 horas, toda entera o ya dividida en 4 partes), no a temperatura ambiente, sino tapada o cubierta con film transparente en el frigorífico. De este modo, la masa “madura” más. Por último, dejad volar la imaginación en lo que se refiere a ingredientes: jamón de york, champiñones en láminas, anchoas, alcachofas, mozzarella de búfala, parmesano rallado… son los más típicos y, en mi opinión los mejores. Servidla con una cerveza bien fría o un buen vino blanco y ¡buona pizza!
Fuente (http://www.marialunarillos.com)
No hay comentarios:
Publicar un comentario